Yulia Hárina explora los aspectos materiales y espirituales de la creación a través del concepto de “agencia no humana” — la interacción entre el ser humano, la naturaleza y los elementos como participantes iguales en el proceso artístico. En su práctica performativa, los elementos naturales y las emociones se convierten en coautores, mientras que el espectador asume un papel activo.
Rompiendo los límites habituales de la percepción, Hárina transforma el arte en un diálogo vivo entre lo interior y lo exterior, entre el cuerpo y el espacio, entre el artista y el mundo, investigando no solo la naturaleza y los elementos, sino también a sí misma como instrumento de creación.
La visión palindrómica es una de las direcciones de su arte interdisciplinar, donde la percepción del mundo y el lenguaje artístico se construyen a partir de reflejos, simetrías y formas reversibles. Es una forma de dualidad en la que todo se organiza en torno a los reflejos —tanto simétricos como asimétricos—, la espejidad y la repetición. Es una manera de ver la totalidad a través del retorno y la inversión, encontrando nuevos significados en la reversibilidad.
Uno de los diálogos dentro de este tema es la ciclicidad de “Tocar para…”, que adopta la forma de patrones con repetición infinita y retorno a la experiencia sensorial. La pregunta es: ¿en qué momento y qué sientes tú?